Buena una vez más. ya sé que mis actualizaciones son escasas, como mi número de seguidores (jajaja), pero bueno vamos a hacer una más y a ver si con esta supero los diez comentarios.
De un tiempo a esta parte vengo observando con incredulidad el esmero que ponen los ayuntamiento en decorar las rotondas de sus municipios, como si eso fuera a hacer que se llenaran los hoteles y restaurantes y las tiendas vendieran más gracias a la masiva afluencia de turistas, que al pasar por el pueblo y ver esas magníficas rotondas, no puedieran continuar el viaje y se vieran obligados a detenerse a admirar ese pueblo dueño de esas rotondas. Porque si tiene así las rotondas, ¿cómo estará el centro de la villa? Pues siento decepcionarles, pero seguramente en mucho peor estado que las famosas rotondas.
Pero bueno, ese no es el tema de hoy, sino las rotondas y sólo las rotondas. Está cada vez más de moda verlas engalanadas con las mejores flores, con piedras que simulan esculturas, con algúna seña identificativa de la ciudad... pero el otro día vi una que me llamó especialmente la atención: estaba decorad con cristales, sí, con cristales de verdad.
Yo no sé quién habrá sido el lumbreras de turno, o si ese día el jefe de la Brigadilla iba borracho hasta las trancas, pero en un pueblo cercano al mío, hay media rotonda llena de cristales, que creo intentan simular un río. Me parece de un desacerteado extremo, la considero muy peligrosa, porque, ¿y si se cae un ciclista? No creo que le haga mucha gracia, además de pegarse el piñazo, caer sobre una acogedora cama de cristales.
En fin, que ver para creer. Si es que de todo tiene que haber.
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Hace 9 años