¡¡Olvidado estaba de lo que es tratar con la Administración!! Es un calvario, un laberinto de formularios sin cumplimetar, un sinfin de ventanillas a las que acudir, una odisea mayor que la del pobre Ulises, es como subir al Tourmalet con un triciclo infantil de plástico... Pues bueno, todo esto, yo lo tenía olvidado. ¡¡Pero qué ingenuo es pensar que no está ahi siempre dispuesta a hacerle pasar a uno un mal rato y a perder toda una mañana para hacer un trámite tan sencillo como renovar el DNI, algo que nos imponen (como si yo y mis allegados no supieran quién soy) y por lo que, además, tenemos que pagar.
La cosa es que en estos tiempos modernos la Administración te facilita el pedir cita a través de internet, para agilizar el trámite. Pues ahí iba yo más feliz que una perdiz con mi mensaje de texto en el móvil (cuando lo recibí el día que hice la petición de cita por internet a eso de las 23 horas ya saltó la primera alarma en mi cabeza: “¡¡Joder!! No puede ser que haya un funcionario trabajando a estas horas. ¡¡Cómo ha cambiado el cuento!!”. ¡¡Qué candidez la mía!!) en el que se leía claramente que tenía una cita para el día de hoy a las 11:45 horas.
Entro en la comisaría, me identifico al graciosillo de Policía Nacional que había allí (que por cierto lleva sin patrullar una calle los últimos 15 años de su vida porque siempre está ahí) y me pongo a la cola. A todo esto hay que añadir que llegaba 5 minutos tarde hecho este que me estaba haciendo pensar que podría suponerme algún problema (una vez más pequé de inocencia). Miro a mi alrededor y lo primero que veo es una delegación del Imserso renovando su DNI. Sólo había tres personas delante de mí y he pensado que en un momentito el trámite estaba pasado (¡¡ILUSO!!). Tras unos minutos en la oficina, observo que estamos dos tipos de persona, los que tenemos cita previa, en principio los preferentes, según rezan los carteles que adornan la sala, y los que han conseguido su pase después de haber esperado a la intemperie desde primera hora de la mañana. Hay que decir que en la zona de los no preferentes había cuatro funcionarios trabajando y en la de los preferentes sólo tres. Primera gran paradoja.
Los no preferentes iban pasando mientras nosotros esperábamos pacientemente. En este momento yo ya era plenamente consciente de que me tocaba esperar, así que me he armado de paciencia y me lo he tomado con humor.
He observado que, aparte de los trámites puramente oficiales, la Administración ofrece también cierto tipo de ayuda psicológica, porque la delegación del Imserso estaba contándole parte de sus problemas personales a una más que aburrida funcionaria expendedora de DNI. ¡¡Cuál ha sido mi sorpresa cuando he sufrido en mis carnes este tipo de servicio extra!! ¡¡No sólo hacen de guía espiritual, sino que, dependiendo del funcionario que te toque, eres tú el que hace de psicólogo!! ¡¡Y todo por el risorio desembolso de 10€!! ¿Pero es que en verdad pensaba la gallega que me ha atendido que tenía algún tipo de interés en saber que su hijo había sufrido un accidente? ¿Y que había siniestrado su precioso Audi A 4, negro brillante que sólo tenía 5 años? ¡¡NO SEÑORA MÍA, NO!! ¡¡ME LA SUDA BASTANTE LO QUE LE PUEDA PASAR A SU FAMILIA!! A fin de cuentas, no le conozco de nada, si se identificara mostrándome su DNI quizá…
Durante todo este tiempo he asistido forzosamente a la escucha de los males ajenos, a una identificación inesperada, que mire usted por dónde, ha pasado por los funcionarios que atendían a los ciudadanos que teníamos preferencia porque habíamos pedido cita previa (Segunda gran paradoja), a escuchar en boca de un funcionario decirle a un hombre en silla de ruedas “siéntese ahí” (¡¡pero si ya viene sentado mequetrefe!!), a ver cómo un funcionario se levanta porque es la hora del café, a escuchar 6 veces el mismo discurso de una joven con claros síntomas de dislexia explicar las muchas ventajas del nuevo DNI electrónico…
Total, que lo que se hace en 10 minutos a mi me ha costado cerca de dos horas y todavía tienes que dar las gracias porque si no te pueden tachar de incívico, mal educado… (Tercera y mayor paradoja de todas).
En fin que he salido del sitio pensando que debe haber una norma escrita en el Reglamento de Régimen Interior de los funcionarios que diga que todo ciudadano debe perder al menos una hora y media de su vida para hacer el trámite más sencillo, tiempo que irá aumentando en base a la complejidad de lo que el individuo pida, claro.